Poema 24

(28 de enero de 1948. Santiago de Chile) YO no vengo a llorar aquí donde cayeron: vengo a vosotros, acudo a los que viven. Acudo a ti y a mí y en tu pecho golpeo. Cayeron otros antes. Recuerdas? Sí, recuerdas. Otros que el mismo nombre y apellido tuvieron. En San Gregorio, en Lonquimay lluvioso, en Ranquil, derramados por el viento, en Iquique, enterrados en la arena, a lo largo del mar y del desierto, a lo largo del humo y de la lluvia, desde las pampas a los archipiélagos fueron asesinados otros hombres, otros que como tú se llamaban Antonio y que eran como tú pescadores o herreros: carne de Chile, rostros cicatrizados por el viento, martirizados por la pampa, firmados por el sufrimiento. Yo encontré por los muros de la patria, junto a la nieve y su cristalería, detrás del río de ramaje verde, debajo del nitrato y de la espiga, una gota de sangre de mi pueblo y cada gota, como el fuego, ardía.

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