Poema 19

AY la mentira que vivimos fue el pan nuestro de cada día. Señores del siglo veintiuno, es necesario que se sepa lo que nosotros no supimos, que se vea el contra y el por, porque no lo vimos nosotros, y que no coma nadie más el alimento mentiroso que en nuestro tiempo nos nutría. Fue el siglo comunicativo de las incomunicaciones: los cables debajo del mar fueron a veces verdaderos cuando la mentira llegó a tener mayor latitud y longitudes que el océano: los lenguajes se acostumbraron a aderezar el disimulo, a sugerir las amenazas, y las largas lenguas del cable enrollaron como serpientes el mentidero colosal hasta que todos compartimos la batalla de la mentira y después de mentir corriendo salimos mintiendo a matar, llegamos mintiendo a morir. Mentíamos con los amigos en la tristeza o el silencio y el enemigo nos mintió con la boca llena de odio. Fue la edad fría de la guerra. La edad tranquila del odio. Una bomba de cuando en cuando quemaba el alma de Viet Nam. Y Dios metido en su escondite acechaba como una araña a los remotos provincianos que con soñolienta pasión caían en el adulterio.

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